Volver a la Presentación

Video Arte en Colombia (texto de Gilles Charalambos)

 

I Festival Franco latinoamericano
DE VIDEO ARTE 1992
____________________________________________________

Obras colombianas

       
     
   

VIDEO TRIP INDIAS MIX
Alvaro Moreno Hoffman
1992
______________________

   
  ASFIXIA
Santiago Echeverry
1992
______________________

 
 

AMERIKA-NO
Harold trompetero
1992

 

SERIE DE TRES
José Alejandro Restrepo
1992

NARCISO
Ricardo Restrepo
1992

 
 

ATRAPADA
Ana María Krome
1992

 

CUATRO ELEMENTOS
Gonzalo Chacón
1992

El CARGADOR DE IMÁGENES
Jhon Restrepo, Giovanni Rendón
1991-1992

 
 

IFI TAJIST KRATISTOS
Erika Rettig
1992

 

_________________________________________________________________________________________

Video Arte en Colombia

volver arriba

En 1976, un primer evento marca el inicio de la presencia pública del video arte en Colom­bia: la instalación Video Jardín de Nam June Paik, junto a una muestra de obras norteame­ricanas que se exponían en el Centro Colombo Americano de Bogotá. Aún con lo insólito de estas novedades artísticas, se edita un primer catálogo, pero apenas una pequeña reseña se ocupó del tema en la prensa. Marginación e indiferencia.

Para finales de la década de los 70's, unos po­cos artistas en el país empezarían a realizar y exponer obras en video (Sandra Llano, Rodrigo Castaño y G.Ch.); en el exterior, con situacio­nes más propicias y receptivas, algunos artistas colombianos se destacaban (Michel Cárdena, Raúl Marroquin y Jonier Marín) como recono­cidos pioneros en países europeos. A comien­zos de los 80's, poco cambiaba: recordemos que la situación, como en tantos otros países, no daba para mucho: los equipos todavía eran de difícil acceso o muy caros, y la formación e información videoartística casi nula. Aún así se daban las primeras instalaciones, algunas obras representativas colombianas que se exponían en el exterior (Museo de Arte Moderno de Nueva York) y unos cuantos ensayos críticos que esporádicamente aparecían en revistas de arte nacionales (Arte en Colombia, Revista). Tam­bién, pocos videoartistas internacionales nos visitaban y exponían (Bucky Schwartz, Geo Rypley, Les Levine), pero era suficiente para crear un cierto clima de expectativa, alimenta­do a la vez por la creciente importancia que el video arte adquiría a nivel mundial.

A partir de la mitad de los 80's, la actividad se dispara: el Museo de Arte Moderno de Medellín organiza desde 1986 la Bienal Internacional de Video, una de las exposiciones más importan­tes de video arte en el continente, que reúne obras del mundo y creadores invitados (Jeremy Welsh, Marc Paradis, Patrick Prado, John Orentlicher, John Sanborn, entre otros) que provocan fértiles talleres; la formación aparece en varias universidades (U.de los Andes, U.de Antioquia), iniciando a los estudiantes de be­llas artes; comienzan las muestras de videoartes nacionales (Arter), también los primeros pro­gramas de televisión dedicados al tema (Una mirada a Francia). Esto y unas condiciones más favorables para el arte experimental y audiovisual, así como la revolución de los pe­queños formatos, fomentaron un ambiente que hoy está en plena eclosión, con eventos y expo­siciones que se suceden con frecuencia, cursos y seminarios en casi todas las universidades y centros culturales, haciendo que el video arte aparezca como una moda de la cual todo el mundo habla pero pocos conocen. Es así como todavía son pocos los realizadores constantes o dedicados, y se carece de suficientes obras importantes. Hacen falta también seguimiento crítico, videotecas organizadas, espacios idó­neos en TV y galerías, así como apoyos e incen­tivos a la producción (por ejemplo a través de acceso a equipos profesionales en laboratorios dedicados). Pero se está en pleno desarrollo y los pasos se están dando con seguridad: pode­mos ya contar con el video arte colombiano.

Esta selección colombiana de nueve obras se hizo de un total de treinta y tres videos recien­tes, propuestos a partir de una convocatoria nacional. Después de analizados y criticados, se prefirió reducir la cantidad aceptada (se había fijado un máximo de quince obras) en benefi­cio de calidades más seguras. Todavía en Co­lombia se confunden realizaciones independientes o alternativas con video arte; también persisten los trabajos incipientes, tanto formal (técnica) como conceptualmente, que preten­den ingenuamente a lo artístico.

La selección muestra ejemplaridades del video arte en Colombia, con sus originalidades cul­turales propias que seguramente se reconoce­rán. Las diversidades incluyen: sofisticaciones técnicas junto a realizaciones con equipos ca­seros, arte conceptual y otros sencillos perso­nalismos, bagajes plásticos alternando con in­fluencias televisivas, arte corporal con imagen sintética, temáticas sobre especificidades del video suceden a visiones selváticas.

Muchas son primeras obras de autores que ni siquiera han expuesto anteriormente o no per­tenecen a contextos artísticos, y, sin embargo, hay mucho por apreciar en estos video artes colombianos:

Indias Mix de Alvaro Moreno, propone una neosicodelia amazónica con efectos de retroalimentación y posterización que recrean pictoricismos arcaicos e indigenistas, compues­tos de una remezcla de culturas alucinadas. Atrapada de Ana María Krohne, presenta una visión subjetiva de vértigo y claustrofobia a la vez, creada por animaciones tridimensionales sobrepuestas a tomas de profunda perspectiva que amplían el espacio videográfico. El cargador de imágenes de John Jairo Restrepo, muestra formas arquitectónicas dentro de as­pectos humanos cotidianos de la región de Antioquia, a través de ventanas que funcionan como metáforas visuales del encuadre de video mismo.

Asfixia de Santiago Echeverry, representa pro­blemáticas o estados de frustración sexuales, en acciones corporales expuestas en primera persona. La saturación de imágenes en sobreimposición y que figuran en el fondo en un televisor, parecen determinar una injeren­cia del medio masivo sobre la confusión pre­sentada.

Amerika-no de Harold Trompetero, es una di­vertida versión de cierta historia colombiana 1 convertida en analogías burlescas por la sensible estética y frescura del registro de imágenes. Cuatro elementos de Gonzalo Chacón, resuel­ve la unión de materiales naturales a través de videografías electrónico-digitales, tratamientos cromáticos abstraccionistas, elegantemente puestos en ritmo editado.

Sin título, el despertar del explorador Francés Doctor Saffray y Malaria de José Alejandro Restrepo, es una serie de tres plano-secuencias muy cortos, donde percepciones ideológicas, históricas y fisiológicas en la selva Amazónica, son expresadas en esencia con claridad por una inteligente conceptualización.

Ifi tajist kratistos de Erika Rettig, pretende res­catar temáticamente el origen clásico del de­porte integrado al arte, con una dinámica edi­ción y montajes paralelos que comparan éticas diferentes con coherencias videológicas.

Narciso de Ricardo Restrepo, un sencillo pla­no-secuencia fijo y frontal produce un efecto de autorreflexión, tanto visual como mental, sobre ciertas condiciones apreciativas del arte en video.


Gilles Charalambos

Bogotá, 1992